Ser mujer emprendedora es toda una aventura emocional y laboral. Descubre la realidad diaria de la vida por cuenta propia para tomar tu decisión de manera consciente. Con sus grandes ventajas y sus cuestiones no tan deseables, pero si reales.
LA GESTIÓN DEL TIEMPO
Tiene muy buena prensa eso de poder gestionar tu propia agenda y con ello disponer de tiempo para tener vida además de trabajar, es una de las grandes ventajas de trabajar como autónoma. Los turnos de ocho horas seguidas con un horario fijo se rompen con esto del emprendimiento.
Al ser una mujer emprendedora puedes llegar a librar u lunes y disfrutar de un bonito paseo sin el efecto dominguero y al mismo tiempo puedes estar trabajando un sábado a horas intempestivas. Si, ya no vas a tener un horario fijo y tu arte consistirá en equilibrar tu agenda entre tu vida profesional, personal y familiar.
VIVIR SIN JEFE O JEFA
Suena genial eso de vivir sin darle cuentas a nadie ¿verdad?. Sin aguantar las presiones de un jefe poco eficaz, ni compañeros trepas de naturaleza tóxica y que decir de esas reuniones ineficaces e interminables, como de esos compañeros que holgazanean y no hacen más que obstaculizar tu trabajo.
Si eres mujer emprendedora, eres tu propia jefa y tendrás la libertad de elegir (en la medida de la demanda de trabajo) a tus propios clientes, que a ellos son los que tendrás que dar cuentas. También deberás lidiar con tu mochila emocional, la de la exigencia, culpabilidad, tu pereza o tu desmotivación. La disciplina y capacidad organizativa de marcarte tus propias tareas diarias y hacerte un plan semanal o mensual para no perderte. Ya no tendrás a nadie organizándote el trabajo y eso supone poner en marcha otras habilidades que dejaste aparcadas en el mundo del trabajo por cuenta ajena.
¿CÓMO LLEGAS A SER UNA MUJER EMPRENDEDORA?
El camino hasta llegar a tomar la decisión suele tener dos ingredientes principales. Hablo del sentimiento del inconformismo y de la pasión. Cuando te encuentras sin trabajo o en un empleo en el que no te sientes realizada y sientes que cada día estás perdiendo facultades, avinagrándote y además tu energía se desgasta diariamente con los obstáculos que ponen tus superiores, llega un momento en el que tocas fondo, y sientes que este no es tu lugar.
Generándote así un impulso hacia otro lugar, el de tu pasión. Conectar con tu pasión para desarrollar tu carrera profesional por tu cuenta. Hay personas que parece que lo llevan en los genes, que tienen esa facilidad para el emprendimiento y que en sus casas lo han visto algo muy normalizado. Otras personas, entre las que me incluyo, nunca lo habíamos contemplado o pensado mucho, pero las ganas de poder desarrollar la carrera profesional y hacer lo que verdaderamente te gusta no encuentran espacio en otro lugar y entonces empieza tu andadura por el mundo de “ser autónoma y no morir en el intento o ser emprendedora y vivir de tu sueño”. Son las dos caras de una misma moneda.
LOS MIL Y UN ROLES DE LA MUJER EMPRENDEDORA
Una mujer emprendedora no se dedica solo a lo que le apasiona, siento desilusionarte si tenias ese pensamiento mágico rondándote en la cabeza.
Se dedica a lo que le gusta, pero además también es la secretaria que organiza citas, contesta emails y vive con el teléfono como una extensión más de su propio cuerpo. Es su propia Community Manager que crea contenido y tiene presencia en las redes sociales. Es la gestora de sus finanzas para asegurarse de poder pagar su cuota de autónoma o precio por ser la mujer emprendedora, además de cubrir esas vacaciones y descansos que en algún momento tiene que darse por un tema de autocuidado.
No te quiero desanimar, solo ofrecerte una visión realista y también factible. ¿Sabías que la razón principal de muchas mujeres para adentrarse en la aventura del emprendimiento es la posibilidad de poder conciliar vida laboral y familiar?
Ya sé que estás pensando, que delegar es una buena solución para todos estos roles, y estoy de acuerdo contigo, pero sobre todo al principio tendrás que hacer una buena gestión de los gastos para garantizar la viabilidad de tu negocio y poder sacar algún beneficio. Luego en un futuro, si la cosa prospera puedes llegar a convertirte, si es tu meta, en una mujer empresaria, con personal a tu cargo y con una realidad laboral diferente.
En definitiva, unas gafas transparentes para observar de manera consciente las posibilidades y así poder tomar la decisión que más te compense.
NO ES UNA CUESTIÓN DE NO TENER MIEDO
Lanzarte al mundo del emprendimiento es lanzarte a un lugar de inseguridad laboral, de crecimiento ilimitado y de muchas posibilidades. Eso significa que en tu mochila vas a tener incertidumbre y miedo a partes iguales y que equilibrarás con una buena dosis de disciplina, esfuerzo y valentía.
Algunas de las dudas más frecuentes que rondarán tu cabeza
¿Tendré clientes? ¿Cuánto tiempo podré mantenerme sin beneficios? ¿Como me irá el próximo mes o el próximo año? ¿Seré capaz de gestionar mi agenda yo sola? ¿Podré realizar todos mis proyectos y tener tiempo para mi familia?
Preguntas que nos llevan a un futuro incierto, porque esto no es lo mismo que opositar y tener tu trabajo asegurado para toda la vida, donde la monotonía y la falta de imprevistos son el día a día. Aquí, en la zona fuera de confort es donde se mueve la mujer emprendedora que muchas veces ha llegado allí para poder conciliar, para poder desarrollar su sueño y además ser madre en este mundo laboral nada amigo de la maternidad.
Sé que abrazar la incertidumbre no es fácil, pero a cambio podrás desarrollar multitud de ideas, tomar tus propias decisiones y elegir tu propia aventura (como los libros que leíamos de niña, ¿recuerdas?) adaptando tu trabajo a las necesidades de tu momento vital. La gestión emocional es clave para poder abordar esta aventura del emprendimiento sin morir en el intento.
Estoy deseando conocer tu historia de emprendimiento. Ya sabes si necesitas ayuda con tu gestión emocional, puedes ponerte en contacto conmigo y vemos como entrenar tu bienestar emocional.
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